
A Clara se le escapan lágrimas en la memoria y recuerda los golpes, zarandeos de su voluntad contra las paredes del cuarto. Clara Rincón estalla costillas y quiebra una lágrima y se cuelga boca abajo, en la pared, para buscarse, malditos escondites escarbando el suelo. Mientras, un hálito de luz le golpea en la frente.