A los trece años Clara Rincón quiere ser musa y dejarse olvidar en las notas musicales de un verso, quiere ahondar en el amor y perpetrar con su voz una nota de silencio. Pero Clara Rincón es la música y no es musa, es poeta, edificadora de los silencios que la nutren, engulle las pausas sin respirar hasta clavarse costillas acordeón y cielo. Clara Rincón se estira hasta alcanzar el centro de su alma y entonces acaricia la luna y se la mete dentro. Su alma, una luna que casi alcanza el cielo.
martes, 3 de marzo de 2009
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