A los siete años Clara Rincón pierde su sentido vertical y aletea gravilla y grava bajo sus párpados y lengua. Come piedra y la sangre comienza a fluir, rojo arriba, rojo abajo hasta que su mundo se paraliza y surgen las estrellas que la cubren bajo un manto negro. Clara Rincón patalea mientras los hombres de blanco la sujetan con fuerza y siente la aguja suturando sus comisuras en camisas de guantes blancos. Mariposa en los jardines del alba sosteniendo un guijarro entre sus dientes, y Clara Rincón respira y siente que todavía puede mover sus alas.
miércoles, 1 de agosto de 2007
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